28.5.17

Gobernanza de Internet, una moral virtual

Columna: El futuro feo

Para: Telecápita

Por: Eric Flores @semicerrazon



Pensemos en un Estado-nación con las características de internet, la anulación fronteras y con ello el libre tránsito de ciudadanos... 


¿Cuándo perdimos internet? 


Con la llegada del Protocolo de Internet Versión 6 (IPV6) se dio por sentado que las posibilidades de tener 340 sextillones de direcciones IP resolverían, técnicamente, el servicio a cada nodo, usuario, estación o dispositivo que lo requiriera, acercándose más a la idea de como fue concebida la red de redes: una dirección enrutable para todos los conectados que estableciera una comunicación punto a punto sin intermediación del ISP (Proveedor de Servicios de Internet o Carrier) y capas superiores.

El complejo universo que esto representaba obligó a un debate político para garantizar el acceso, en igualdad de condiciones, a todos los actores interesados (proveedores, usuarios, comercializadores, etc.) y así conformar el acuerdo de Gobernanza de Internet. En realidad, era un debate comercial. La rentabilidad que representaba la creación de una red multiservicios era voraz.

Estado Unidos había anunciado, para septiembre de 2015, su desincorporación del ICANN (Internet Corporation for Assigned Names and Numbers)  órgano que se encarga de la organización de soporte de nombres de dominio y de direcciones IP mundiales, dejando la gobernanza al resultado del Encuentro Multisectorial Global sobre el Futuro de la Gobernanza de Internet, conocido también como Net Mundial.

Sin embargo el discurso tecnocrático demostró ser incompatible para que un "espacio social" fuera gobernado por dos entes tan disímiles como la técnica y la política. Productores de contenido, proveedores de acceso e intereses económicos modelaron el debate sobre lo que había de discutir en una idea de modelo centralista del desarrollo de internet. Los debates sobre derechos de audiencias, la no discriminación, la competitividad convirtieron a los usuarios en consumidores, a los datos en contenidos.

La pregunta ¿qué le pertenece a la internet  y qué al resto de la actividad económica? no fue resuelta. En cambio temas como neutralidad de la red fueron impuestos a pesar de saber que internet no era neutral pero se sostenía como una ficción irrenunciable. Tratar a todos los paquetes por igual, permitir el libre acceso a todo puerto, protocolo, destino, origen y contenido, fue imposible desde la arquitectura del multimedio. 

Dejar a la libre competencia del mercado la expansión de internet convirtió a esa esfera pública en una extensión de la propiedad privada. Además, la negativa del carrier en compartir su infraestructura para el bien común, como lo es la vía pública, precarizaron la red en la simple elección de un servicio u otro. 

Filtraciones revelaron que el gobierno mexicano realizó acuerdos extraoficiales para priorizar Google a diferencia de otros operadores priorizando ciertos contenidos en las búsquedas en línea dentro del territorio nacional. Si bien la red no podía ser neutral si lo debían ser la políticas públicas y sus marcos regulatorios.

Así perdimos la potencialidad de participación de toda Pro Persona en la creación redes descentralizadas o semicentralizadas, con capacidades y arquitecturas de participación en uso y desarrollo. Las aplicaciones, tan en boga en ese entonces, establecían un contrato de datos para datos esenciales (zero-rating), colocaron a intermediarios donde no se necesitaban intermediarios (apps) y se pasó de una red cooperativa a una red competitiva. 

Cuando en 1995 se desincorporó el "back on" de la National Science Fundation se estableció que la interconexión estuviera por encima de la neutralidad dado que se entendía que internet no era a dónde ibas sino por donde ibas; posibilidades de innovar y mejorar la red de todos quedaban implícitas en desarrollos "permanent beta"; la participación de otros operadores en zonas rurales era posible dado que se entendía como una infraestructura abierta; cuestionarse sobre cómo concebíamos las redes anteriormente y cómo las vemos ahora revelan cuáles fueron lo intereses preponderantes que terminaron marcando los lineamientos de un internet que dejó a sus usuarios a la orilla de su propio proceso.