10.11.08

Variaciones de la luz

Un dìa me pregunté a qué género pertenecía la luz, si era masculina o femenina. Cobraba

conciencia de todo lo que resplandecía. Consideré al fuego, al rayo, al sol, las estrellas rojas, los

corazones como masculinos. Pero también observé la flama en el fuego, el resplandor en el rayo,

la luna, las estrellas azules, los ojos como femeninos. Pensé entonces que dos potencias

entrelazadas la animaban y que por eso se destacaba de entre la materia opaca. E interrogué a

mis orgasmos que, despuès de todo nada màs cercano al rayo que esa luz en mi cabeza (a

propòsito dice un texto chino que el semen es esa misma luz cristalizada).


A veces las preguntas no deben ser contestadas porque son el camino, es decir que la

verdad, ùltima cima, es interrogada ahora desde su inicio tan distinto, y desde los distinto sitios

en que uno reposa y contempla cuando va en pro de ella.


En escena los distintos rostros de la verdad se congregan no para dar respuesta sino para

cuestionar.