29.11.10

El Barco


Por qué insistir en las artes escénicas.

Acudir al teatro, espacio de significación, es balbucear el orden del lenguaje. Allí se dice: Aquí y ahora, como referentes de una singularidad promiscuamente excitable. Nada dentro de ese cuadrado es impasible ante el terso roce  de las subjetividades. La oración múltiple de sentidos es articulada tridimensionalmente y sus interpretaciones, realidad de las ficciones, trasmutan al espectador en uno de sus símbolos.

A partir de esto las nuevas dramaturgias sólo necesitan de pretextos. Inicio y fin serán desplazados, con el tiempo, a un tiempo en la memoria colectiva de nuestras propias ficciones. Es en ese sentido que EL BARCO, metáfora bien lograda del concepto de nación, allana nuestra historia no escrita, la cotidiana, para hacer del hecho escénico el libre juego de cuestionar la realidad.

Estación Móvil, teatro del centro, culmina temporada este 1 de diciembre con la obra El Barco. Primera de un proyecto apoyado por la Secretaría de Cultura del DF que pretende dar cabida al teatro callejero dentro  del primer cuadro de la ciudad. Sus antecedentes datan del otrora exitoso proyecto Carro de Comedias de la UNAM, en el que algunos de estos integrantes participaron. Cabría destacar que la iniciativa se encuentra aún en proceso de aceptación por parte de la autoridades.

Pero qué decir de él. El Barco es un maravilloso accidente. Desde el momento en que encalla a un costado del todavía Senado de la República, la Plaza Tolsá será, más legítima aún, Cámara de Representantes. De su tripulación emanan tantos caracteres como profesiones hay entre el público. Es esta suerte de espejear la realidad o el vernos representados, su intención, como expresiones del desastre: "Quemamos las naves", dicen. 

Grato ha sido también encontrar dentro del movimiento escénico nacional esta propuesta. Principalmente porque me asiste a la idea de evolución teatral.  Ya antes hemos acudido a la transformación de la pintura con un nuevo aire figurativo, mucho más crítico, irónico y escrupulosamente superficial en los últimos 20 años. Y son estas manifestaciones que cohesionan a la actividad artística con la sociedad. El hecho de componer y ejecutar su propia música, música para bailar, con palos, botes, aullidos, saleros, hasta el de proponer nuevos foros, obligación de todo nuevo teatro.

 El Barco, de Juan Carlos Vives, Dirección artística de Luis Conde y Adrián Orozco se presenta una última vez el miércoles 1 de Diciembre, a las 20 horas. Plaza Tolsá.