Como si él no hubiera dormido en todos estos años, a la orilla de su sueño, la esperaba.
El hombre se cansa de ver correr el mismo río, y esta sombra desprendida que huyendo lo alcanza. Lo abraza en su frío. Le respira las horas:
"Quedémonos quietos porque el mundo avanza. No intentemos nada nuevo que nos llene de nostalgia. Ocupémonos de lo nuestro, tu y yo, aquí, recostado sobre mí, hazme saber, has de sentirme origen y fin. Atrevámonos a no ver el mañana."
El hombre se cansa de ver correr el mismo río, y esta sombra desprendida que huyendo lo alcanza...
Le cierra los ojos.