Tenía pensado escribir un gran poema. Algo que tuviera que ver con mi reciente recorrido por la carretera panamericana. Durante tres días me llevaba el texto a dormir, al metro, me acompañaba el día entero. Pero no avanza. Improviso, o de plano le dedico un buen tiempo, y nada. La intención era que visitaran esa carretera, está repavimentada y es toda una odisea, por ahí llegan huejotzingo por si quieren visitar el convento. Algo en mí se revolcaba cuando la recorrí. Decía:
Al este de este valle, sobre las montañas, aún de madrugada, tomamos la vieja carretera panamericana.
Con los ojos rojo vivo, aullámos, quize decir, huímos de nuestra sombra...
¡Y yá!
